Una nueva conciencia despierta en las consumidoras de peluquería a la vez que un nuevo camino laboral se abre para las y los profesionales del cuidado del cabello. La industria de la cosmética y la belleza no puede cerrar los ojos a esta próxima realidad.
Interesante artículo de CLARA ANGELA BRASCIA para EL PAÍS
“Hay peluquerías que no huelen a laca, ni a amoníaco. Ninguna clienta saldrá de ellas con la melena teñida de rosa, pero tampoco con una reacción alérgica a los productos químicos que durante años han monopolizado la industria capilar. La moda de lo verde ha llegado para quedarse en los barrios de Madrid y ha colonizado los templos del cuidado del cabello. En los últimos cinco años han abierto al menos 40 peluquerías ecológicas en la capital, según un cálculo propio a partir de los establecimientos que se identifican como peluquerías ecológicas en Google Maps. Una respuesta a la creciente concienciación de los clientes, que buscan tratamientos capaces de respetar al mismo tiempo su salud y el medio ambiente. Pero también una decisión de los peluqueros, hartos de tener las manos irritadas por las horas interminables de champú y tintes”.